Abril 24, 2024

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Amigos de la Droga

Por Darío Iglesias Muñoz

Son las nueve y media de la noche. Acabo de salir de una reunión y me dirijo hacia mi casa. De camino, paseando por una zona céntrica de Los Barrios, en un callejón casi en penumbra, veo a varios chavales que no alcanzaban la mayoría de edad junto a otros más mayores que ellos. Me quedo observando el panorama mientras hablaba por teléfono con un amigo. Idas y venidas, motos que llegan y van. Efectivamente, pude verificar lo que por mi cabeza pasaba. La maldita droga. Ese problema que tanto preocupa a la sociedad.

La drogodependencia es una realidad compleja y difícil para la que no existe una solución simple y mágica. Pienso que estamos ante una realidad complicada y alimentada por las actitudes y el actual estilo de vida de la sociedad. El sistema socio-estructural y cultural y el sistema ideológico y de valores, adolece de graves carencias que repercuten negativamente en la actitud existencial de las personas.

Ni la legalización ni la represión del tráfico de drogas serán capaces de mejorar cualitativamente el problema de la drogodependencia. Al contrario, tanto la represión especialmente dirigida a consumidores, camellos, traficantes, como la legalización, agravarían la situación. Las dos vías centran el problema en la droga en sí. La droga y la drogadicción no son las causas o el problema, sino la consecuencia de toda esta realidad. La droga es el síntoma de una sociedad carente de valores yde satisfacciones personales. La persona presenta dimensiones y necesidades fundamentales que aparecen anuladas u olvidadas y sin las cuales una persona vive alienada de sí misma, no se realiza ni puede ser feliz. Por eso, la solución no puede radicar en atacar los síntomas sino las causas.

La cuestión real es: ¿por qué alguien se droga? ¿por qué tantos jóvenes y adolescentes necesitan drogarse? Para hallar la respuesta, es necesario analizar y tomar conciencia del clima cultural, social y familiar de la persona, así como del horizonte de vida que tienen los jóvenes. Ese es un trabajo duro pero necesario.

La Pos-Modernidad parece irse consumando y consumiendo. El ser humano desengañado de todo, parece haber caído en la orfandad humana y espiritual, en la fragmentación de su yo y en la falta de unificación personal. Esta ausencia de identidad, de valores, de felicidad, provoca un hondo y difuso malestar existencial.

Mientras tanto, sigamos denunciando esta realidad aunque no logremos nada. Decía una gran mujer, que una gota de agua en el mar es insignificante, pero ese mar sería menos mar sin esa gota de agua. Un abrazo a todos. Ánimo y adelante.

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