Y es que el nuevo orden mundial está fundamentado en la nada, en el relativismo, en la socialización del vacío. “Somos cuanto tenemos”. Si no tengo nada, no soy nada. Este criterio va creando lentamente una sociedad sin valores, sin alma, evocada a la destrucción lenta pero seguradel ser humano. Poco a poco estamos construyendo una sociedad deshumanizada, sin valores ni nobles ideales. No hace falta más que alzar la mirada y observar los criterios que imperan en nuestra vida.

La crisis actual más que política y económica es de valores, es algo evidente. Lo saben hasta los más necios. La cuestión es que importa e interesa que sea así. Me decía hace poco un amigo tras realizar un viaje a un país fuera de Europa, que “otro mundo era posible, pero que ese mundo no lo queríamos”. Y tal vez tenga algo de razón. ¿A quién le importa lo que hacen algunos políticos con el dinero público? ¿Nos echamos a la calle ante una injusticia?, ¿denunciamos las falsedades, las ilegalidades, la inmoralidad?,¿nos revelamos ante la falta de verdad? Todo nos da igual. España es un país de enfados y calentones o de rabias y de ideas, como cantaba Machado, pero no de buscar soluciones. Esa es la realidad. Lamentable realidad.

La solución, ya lo decía en otra ocasión, es construir una sociedad con verdaderos valores humanos, con derechos y deberes, donde la libertad y la democracia sean reales y no una quimera. Echo de menos valores tan importantes e imprescindibles como la dignidad de la persona, la defensa de la vida, de la familia, el valor de la austeridad, del trabajo y el sacrificio, de la generosidad, y otros valores no menos importantes como el respeto, la tolerancia, la igualdad real, etc. En el fondo, amigos y amigas, estamos inmersos en una crisis antropológica que sacude a nuestras sociedades. Que España sea uno de los países con la tasa de natalidad más baja del mundo y que Europa esté envejeciendo a pasos agigantados, no es un tema baladí. Todo o casi todo en esta vida, tiene explicación. Nada sucede por azar.

Decía Machado, que esa España de charanga y pandereta, de espíritu burlón y alma quieta, debía tener su mármol y su día. Espero y deseo que así sea, por el bien de todos y de cada uno, por el bien de España y de Europa, del mundo y de la humanidad.

Un abrazo a todos. Ánimo y adelante.