Recientemente, hemos y estamos viviendo lo que parece el fin del capítulo que se abrió en 2012 con la amortización de plazas en el Ayuntamiento de Los Barrios. Una amortización que se vendieron como necesarias y fundamentales para el saneamiento y futuro de Los Barrios.

Un mensaje, que como se ha podido observar casi seis años después, se ha demostrado igual de sólido que un castillo de naipes, llegando incluso, los andalucistas, a cambiar su lema de “por buen camino” a “por nuevos caminos”, por ese antiguo refrán que dice que las mentiras tienen las patas muy cortas. La semana pasada vimos como un numeroso primer grupo, algo mas de cincuenta trabajadoras y trabajadores, se incorporaron el pasado martes jugando el equipo de gobierno a esconder la cabeza como las avestruces y hacer un número de escapismo propio del legendario Houdini marchándose a Madrid a costa de los impuestos de todos los barreños.

Mientras, Los Barrios es noticia a diaria a nivel comarcal y andaluz por el despido de los amortizados y por tener a decenas de trabajadores sin hacer nada, al módico coste de unos cuantos miles de euros diarios que pagan los barreños con el tercer catastrazo del último año Pero por si esto no fuera poco, hemos acabado con la noticia de que el Ayuntamiento está planteando un ERE, una medida preguntada por un servidor y cuya respuesta a su pregunta fue la descalificiacion y casi la expulsión del pleno curiosamente. Se ve que en el último pleno dimos en la diana al preguntar por los planes de los andalucistas sobre un ERE.

Una medida para la cual el alcalde anunció que tiene decisión de reclamar al Poder Judicial el coste de las readmisiones, decisión que imagino tendrá que ver con el doctorado en derecho que tiene el señor Jorge Romero, y solo él conoce, o en el asesoramiento de esos buffetes madrileños que ganaron 100.000 a costa de Los Barrios para ir a pasearse a Europa y volver con las manos vacías y los bolsillos llenos.

Para terminar, no quiero olvidarme de la famosa vara de medir de Jorge Romero y su equipo, una vara por la cual las sentencias favorables para sus intereses responden a la buena labor de su gobierno y las negativas a un complot urdido en el Casino de Los Barrios por una mano negra al estilo de las organizaciones secretas el siglo XIX. En definitiva, en vez de luchar por los intereses y bienestar de los 24.000 barreñas y barreños que quieren luchas por el futuro de nuestro pueblo, Jorge Romero y su equipo prefieren jugar a la justicia a la carta.