Durante décadas, y después de salir del subdesarrollo de la década de los 70, la economía española se despreocupó de ahorrar encargándose sólo y exclusivamente a algo parecido “a lujos de los nuevos ricos” que si bien aumentaban la economía española, sus efectos contrarios no se han notado con fuerza hasta que no llegó esta crisis del siglo XXI, ignorada por el gobierno socialista en España irresponsablemente hasta el extremo de dejar España en la banca rota. Y los efectos no se notaron porque un país cuando está en crecimiento económico constante como era nuestro caso en esos momentos no se notan los despilfarros, y entonces se pueden hacer muchas tonterías y ser muy esplendidos con todos, sin que se note demasiado pues mientras las compenses con crecimiento todo va bien, y nadie lo nota, y a vivir de ese crecimiento de vacas gordas, sin pensar que en un futuro podrían venir vacas flacas, como así ha sucedido en 2002, cuando el euro entro a funcionar fue cuando la economía empezó a ir mal, entonces lo que valía 100 pesetas, se convirtió en casi 168, todo subió mas de un 70%, y en la actualidad continuamos igual. Y aunque se salga de la crisis económica, nos queda salir de la crisis de valores perdidos, del comportamiento ético, y de la malicia de la verdad, factores más importantes que el económico

Es por esto, por lo que necesitamos de manera urgente reformas, las que no se han hecho todavía reformas estructurales que permitan mejorar la productividad industrial y la competitividad en toda España.  Reducir de forma drástica el gasto público, no subir los impuestos, recortar  las infladas plantillas de las administraciones empezando por las comunidades y terminando por el estado, las duplicidades públicas, etc. (Por ejemplo, cubriendo solo una de cada diez bacantes que se produzcan en ellas por jubilación u otras causas); el cierre o privatización de las deficitarias televisiones públicas, flexibilidad a la hora de contratar haciendo contratos indefinidos y no precarios, con sueldos igualados a la de la unión europea, las cuotas de la seguridad social bajarlas, juntos con otros impuestos para que la gente se anime y consuma más, cortar de raíz subvenciones inútiles como, a sindicatos, partidos políticos, energías inmaduras y muy caras; una educación más exigente y de calidad; y no 17 educaciones distintas y sin calidad. Más seguridad jurídica y mas sencillez normativa;  la liberación de sectores  de la economía, nacionalizar el estado de bienestar, adecuando las pensiones públicas al valor actual de lo cotizado, regular el sobre consumo en la sanidad, y quitar a los enchufados, replantearse lo mejor posible la casi gratuidad de la universidad pública, o mejor dicho dar más ventajas para los que tengan más problemas económicos puedan estudiar. Es mi opinión, visto, lo visto.

Todo esto son reformas necesarias a corto plazo por la crisis económica, y a medio y largo plazo. Y el problema demográfico de España, darle una solución apoyando y subvencionando a las familias, como lo hacen en casi toda Europa, que tengas hijos. (Pero que sean nacionales), preservando nuestra casa, nuestra españolidad, y arreglar la del vecino cuando económicamente proceda.

Debemos cambiar de mentalidad, ahorrar es en estos momentos es una dificultad, pero  será cada vez más aconsejable, tanto en la ciudadanía así como en el sector público, las pensiones y el Estado de bienestar, si no mejora la natalidad, no funciona nada, porque entonces el país se convierte en un país mas longevo, y un país longevo no funciona, sólo una juventud preparada mayoritaria, respetuosa, trabajadora, sin complejos, patriótica y cuidada, será cuando se obtendrá un futuro, y será la que nos puede sacar adelante, porque el presente ya somos los mayores, y que ya hicimos el trabajo cuando nos tocó hacerlo.            

Así que debemos invertir pero con la vista puesta en el factor demográfico, pero invertir en un factor demográfico netamente español y europeo, para que no nos pueda doler la cabeza más de lo que nos duele ya. Si Europa continua abriendo las puertas a otras culturas, que no respetan, nuestra cultura, nuestro pensamiento, nuestra  religión, y no se adaptan al país que los acoge, ya que imponen su criterio por encima del nuestro. 

Las diversas religiones en todo el mundo no nos pueden hacer olvidar que Dios quiere la salvación de todos los hombres, por lo tanto no se puede matar en el nombre de Dios.

El mal existe. Es una realidad innegable e imposible de eliminar. El mal es la Anti-verdad.

Los cristianos estamos obligados a buscar, amar y defender la verdad que nos hace libres. La disciplina de la verdad es el camino correcto, el camino ético, y moral, camino, que llevamos equivocado por anular la verdad, la ética, y la moral de las cosas. Los hombres necesitamos saber y comprender nuestra propia historia, porque si la desconocemos no aprendemos a sostener un futuro, para los que vengan detrás, aprender de errores es de sabio.

Pues para decir “creo”, es necesario estar dispuesto a la abnegación, a la entrega de sí mismo; y es también necesario estar dispuesto al sacrifico, cosa que casi no existe, estamos acomodados a la vida fácil y esto nos complica la vida, más que si nos sacrificamos, por nosotros mismos, y por los demás, pues si solo miramos nuestro ombligo, nunca estaremos a la altura de las circunstancias.