La famosa agenda verde que todo partido político alardea que tiene en su programa electoral, pero que cuando llega la hora de ejecutar la dejan aparcada en el cajón para airearla en las siguientes elecciones. La economía basada en el ladrillazo es un dulce muy goloso para nuestros políticos cortoplacistas que sólo miran por la foto de turno que les haga ganar votos.

Los representantes públicos de Algeciras no son la excepción, algo que pudimos comprobar en el último pleno donde aprobaron la agenda local 2030 llena de "buenas intenciones" medioambientales y, a continuación, rubricaron un pelotazo urbanístico que va a finiquitar de un plumazo uno de los pulmones de la ciudad.

El plan de sectorización del Cortijo San Bernabé es otro ejemplo de desastre urbanístico que pone en peligro un hábitat de gran valor ecológico de nuestro municipio, en cuyo interior podemos encontrar numerosas especies animales y vegetales autóctonas además de una hermosa laguna, una extensa arboleda y unos yacimientos neolíticos de especial valor arqueológico.

Lo más lamentable es que si algo caracteriza a nuestra ciudad son las numerosas edificaciones inacabadas construidas en décadas de pujanza económica y, sobretodo, urbanizaciones sin recepcionar que el ayuntamiento anuncia día sí y día también que quiere legalizar y nunca lo hace.

La ciudadanía debemos exigir que no se construyan más urbanizaciones en el municipio hasta que no se rescaten las edificaciones abandonadas que existen actualmente, como las de Alamillos Oeste o el Rinconcillo, y sean devueltas al mercado inmobiliario en condiciones óptimas para que la población demandante pueda adquirir una vivienda digna a un precio justo.