En el momento que la población gibraltareña tiene que abandonar el Peñón tras la llegada de las tropas británicas, una parte de ella se desplaza hasta la ermita de San Isidro. Allí, Juan Felipe García de Ariño, propietario del Cortijo Tinoco, sintió piedad de estas personas y permitió la construcción de albergues y chozas en las inmediaciones de la ermita, que ejerció funciones de primera iglesia de los exiliados gibraltareños.

Este hecho de encontrar refugio y cobijo, acabo constituyendo lo que a la postre sería el municipio barreño.

“Nuestro pueblo tiene ya más de 3 siglos de historia y sigue manteniendo su idiosincrasia de campesino y hospitalario, tal y como recoge la letra de su pasodoble.”, comenta Daniel Perea, secretario general de los socialistas.

“Felicidades a todos los vecinos y vecinas de Los Barrios, y que la palabra prosperidad sea lo que acompañe a nuestro pueblo en los próximos años”, finaliza Perea.